Encontré una soga, podía ver solo un extremo que estaba junto a mi pie. No estaba escondida, alguien la había dejado allí o la había olvidado. En el peor de los casos habría renunciado a ella.
Me seducía. Quería que yo jalara, que la empujara hacía mí. Tal vez era yo quién lo quería, usar mi poder para guiar a la otra punta justo hasta donde estaba.
En un impulso perdí el control y en el arrebato el deseo se apoderó de mí.
Necesitaba que mi fuerza fuera suficiente, pero no lo es. Nunca lo fue.
Lola Sabin.
Si se tira, se rompe ... :(
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