Inconformista.

Se sentó en la mesa del café Noelia, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

Que extraña sensación. Jamas me imagine en una situación así.
Sin saber que hacer, sin poder concentrarme en otra cosa, sin poder pensar con claridad.
Siento que tengo todo lo que siempre deseé, amigos que me aman, mal o bien, con todos nuestros problemas una familia hermosa y un hombre, porque se comporta como un hombre, al lado mío que también me ama, me respeta y me trata como nadie.
Pero aún con todo esto, no puedo sentirme feliz, ¡no puedo!, aunque sea lo que mas quiera. En mi cabeza sigue dando vueltas y vueltas él. Después de aquel día mis sentimientos se hicieron claros, y con este fin de semana, los suyos también. Ya de nuestra relación queda poco.
Cuando mas lo necesité no estuvo, él en sus momentos mas dolorosos no me necesito, nunca me llamo, nunca hablo conmigo.

Se que es momento de seguir adelante, dejarlo atrás y de una vez por todas ser feliz, voy a tener que armarme de valor, enfrentarlo cara a cara y decirle todo esto que me pasa para poder cerrar la historia y sacarme este peso de encima. La sensación de hipocresía hacia
mis convicciones, de lo cobarde que me siento.

Puede ser que lo lastime, pero no creo que sea así, creo que va a ser mejor para los dos si es que el se digna a hablarme con el corazón y sacarse todo lo que tiene adentro, porque ahora no soy yo la única que sufre. No lo reconozco. Ya no es ese que hace nacer los impulsos de dejar todo y jugarme por él, pero no dudo, o dudo poco, que el que logra eso en mi, todavía está, que tan solo necesita paz y de una vez por todas dejarse ser.

Noelia.