Del arte, las hormigas y el zen.

Se sentó en la mesa del café Junnecus, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

Ahora, cuando comienzo el día, miro la vieja fotocopiadora que tanto odiaba y para mis adentros le comunico que “la amo”. Instantes después el milagro se produce: Comienzo a verla con otros ojos, visualizo el éxito que ella me depara y el dinero que ha generado; le agradezco todas las veces que se trancó y me maravillo con su complicada maquinaria. Aquel aparato odioso se convierte en un elemento positivo. Prefiero trabajar con ella a pesar de tener ahora otras diez maquinas mejores y mas modernas…

Hoy, después de varios años, puedo fotocopiar cualquier cosa mientras mi mente permanece en actitud contemplativa. El proceso es simple y consta de cuatro etapas. Primero Inspiro: levanto la tapa, coloco la hoja y oprimo el botón. Segundo, retengo el aire mientras el proceso se realiza. Tercero exhalo: La nueva copia se presenta. Cuarto: en un gesto agradezco el milagro cuando ya no queda aire y mis pulmones están vacíos. El ciclo termina para comenzar de nuevo. Todo fluye dentro con una firme convicción y un correcto compromiso. El círculo se repite una y otra vez hasta completar las páginas necesarias. El proceso puede variar pero el espíritu es el mismo.
Luego de varias hojas fotocopiadas la mente queda libre y enfocada en el momento presente. Mi universo es la maquina, el original y la copia. Todo lo demás no existe. Hombre y fotocopiadora fundidos somos algo nuevo.

“El juego” consistió en inventarlo cuando parecía imposible. Comencé a jugarlo cuando era un empleado mal pago de una papelería y odiaba mi vida. Ahora “el juego” es armonizar lo que “tengo que hacer” con lo que “deseo hacer”. Se trata de escuchar al Todo que explica y compaginarlo con el Uno mismo. Sucede que somos una parte del Todo que también escucha cuando Uno se expresa. No hay separación. Se trata de intentar la tarea perfecta no por la perfección sino por la tarea. Una hormiga que sigue el juego no intenta ser un león. Una hormiga que sigue “el juego” no lamenta su condición de hormiga. Una hormiga que sigue “el juego” trata de ser la mejor hormiga del mundo. ¿El objetivo no es realista? ¿Qué importa? El objetivo es un punto cardinal hacia donde dirigirse para mantenerse en marcha, el destino es ahora porque el después no existe. El destino incluye ser una hormiga feliz involucrada con la fotocopiadora, con el lampazo o con lo que sea. Y el ego no tiene nada que ver en esto.

Actualmente hago copias de libros enteros con una destreza y una velocidad que antes no creía posibles y que sorprende a mis empleados. Ellos también son Grandes Fotocopiadores. Hace ya varios años que ni una sola copia me sale mal o se me tranca. Gano muchísimo dinero. Por ultimo “el juego” también se extiende al mostrador, a mis gestos, mi conversación, mi presencia, mi estado de animo, etc. Hay infinidad de pequeños detalles que tienen que ver con el desarrollo de la destreza en todos los niveles de mi profesión. Por eso amo mi trabajo. Mi arte. Mi manera de cambiar el mundo.

Junnecus.

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