Día de la Madre

 Se sentó en la mesa del café El Fisu De Coghlan, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


               I
Tercer domingo de Octubre
Día de todas las madres
Y tú no puedes ser menos,
Aunque tu heria desangre.
              II
Madre no puedo expresar
Mi emoción en este día
Pienso en ti y en la distancia
Y comparto tu alegria.
              III
Quiero ofrecerte en tu día,
Nada más que mi poema
Eso puedo regalarte,
Comprende mi triste pena.
              IV
Quiero endulzar tu domingo,
Aunque tú te encuentres ausente,
Quiero iluminar tu alma,
Con este humilde presente.

El Fisu De Coghlan.

Agrupados están

Se sentó en la mesa del café Pepe Pipón, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


Agrupados están, en la copa social
Ilustrados hombres
Con ilustrados hombros
Caras duras y selectas
Jugando el juego de las sectas
La hipocresía colma los moños
Y los smokings se mueren de vergüenza
¿Es que talvez no se dieron cuenta?
No me ato a ustedes mis amigos funcionales…
Me río de su voz honda y clara
De su palabrería formal
sacada de la gran enciclopedia Marciana.
Un plus-plash y se largan a flotar
Un pin-pon y bailan desnudos
Cierran los ojos,
Les ato los bigotes
Se bañan en whisky robado!
Pero por suerte así todos terminan,
muertos y en los libros de historia.

Pepe Pipón.

Una carta de amor

Se sentó en la mesa del café Lola Sabin, sintió el aroma, tomo un sobre y mientras observaba su café dijo:

 

Cierro la puerta
y las lágrimas
no tardan en acariciar
este ajeado rostro

aun creo en él,
a pesar de que siempre quede encerrado
detrás de su maravilloso telón
estilo Broadway

lo espero, camino
dos pasos, y espero
camino años
y sigo esperando

es que aun creo en él
necesito creer
que tiene la fuerza
para dejar libre

a la persona
que a mis ojos
es más que el exitoso
personaje que creó

yo te amo
en tus otoños
y en tus inviernos;
te amo completo,
a vos.

Te amo incluso
cuando tu boca muerde,
en su incomprendida llovizna;
no necesito esperar el arco iris
para amarte.

Este amor es insensato,
no busca encontrarse
y es tan poderoso
que no tolerará perderse. 


Lola Sabin. 

Gilgamesh

 Se sentó en la mesa del café DCF, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

La palabra nombra,
lo que se nombra, existe,
lo que se nombra... es

 

Caminaba por la calle principal... de la antigua ciudad de Tebas: rumbo al templo; tapices, alfombras, pan de trigo sin leudar, serían sus ofrendas. La túnica blanca y los ojos delineados en negro, lo protegían del intenso resplandor del sol, de un desierto que acunó, a la madre de todas las religiones.    
A ambos lados, las casas de ladrillo de barro y techo de caña seca, sin cerramientos, formaban un laberinto de pasadizos sobre la arena ondulante y despareja, marcada por las huellas de camellos: caravanas de mercaderes de incienso, aceite, y telas.
Al final del camino, podía verse de lejos, la mayor de todas las construcciones, junto al Nilo, rodeada de jardines donde los escribas, como él, pintaban las palabras mágicas sobre un papiro, dibujaban a dioses y demonios, conjurando sus hechizos en coloridas formas, inquietantes y atractivos diseños.
Al ver al sacerdote, Ani mostró las palmas al cielo, e inclinó su cabeza:
    - El escriba real, esposo de Tútu, ¿qué os ha traído a la morada de los dioses?
    - Me preocupa mi alma inmortal
    - Y hacéis bien en preocuparos, recuerda todos los peligros que ha de enfrentar,    incluso antes, de llegar al juicio de Osiris, donde tu corazón, habrá de ser puesto en la balanza
    - ¿Antes del juicio... qué peligros puede haber?
    - Oh Ani, por el camino os acecharán demonios...     como el escarabajo gigante, capaz de devorar el cuerpo de un muerto -Ani quedó petrificado- y el demonio de la
    serpiente cornuda, que no ha de dudar un segundo, en saltar sobre ti para llenarte de ponzoña
    - Pero... Anubis, ¿no me guiará por el camino?
    - Sí Ani, el Señor del inframundo ha de guiaros por las muchas puertas que deberéis cruzar, pero él no podrá defenderos, y detrás de cada una, os aguarda una obscuridad... aún mayor  -El sacerdote podía ver el terror, creciendo en los ojos de Ani- para sortearlas a todas, necesitaréis pronunciar la palabra de los dioses, la que hallaréis en este papiro, el papiro del eterno despertar 

Ani tomó el papiro de manos del sacerdote, con el cuidado de quien carga, su más preciado y frágil tesoro:
    - ¡Ahora sí, llegaré al salón del juicio!
    - Sí Ani, pero allí tu corazón ha de ser pesado, contra la pluma de la verdad y la justicia, si no pasáis esa prueba, jamás lograreis llegar al campo de cañas, donde os aguarda la dicha eterna, y tu alma, ha de ser devorada por Amith, el quebrantahuesos
    - Pero… mi corazón… no es tan puro
    - Por eso… has de llevar este amuleto, tenéis darlo en mano a la diosa Mahat, para que lo ponga en la balanza en lugar de tu corazón; el habrá de pesar justo
    - ¿Y mi esposa Tútu, podrá pasar conmigo?
    - Ha… para ello necesitareis de un papiro más largo, uno de veinticuatro…
Y el chillido de un halcón, cortó la conversación. Ani se distrajo un momento, observándolo planear, allá en lo alto, luego volvió su vista al frente y observó la enorme construcción que se erguía frente a él, a ambos lados de la puerta principal, los vendedores de palomas y cambistas de monedas, hacían su negocio con los fieles que entraban y salían; un judío pasó junto a él, dejó caer dos dracmas, en una charola de plata, ubicada sobre el pedestal de mármol, junto a la puerta, y se dispuso a entrar… cuando un hombre descalzo, de túnica blanca y melena por los hombros, salió furioso del lugar y comenzó a patear las mesas de los cambistas, haciendo volar las monedas hebreas y romanas por los aires... al grito de:
    - ¡Impíos, estáis convirtiendo el templo de Salomón en una cueva de ladrones!
Y continuó  tomando los bancos donde se sentaban los vendedores de palomas, y los lanzaba con fuerza, lejos del templo de su padre; quienes lo conocen, dicen que esa fue la única vez, en que Jesús, perdió la compostura.
Entonces el halcón volvió a emitir su agudo sonido, y Ani, devolvió la vista al cielo; el ave, apenas una mancha negra en el azul profundo, describía grandes círculos buscando a su presa. Al bajar la vista, pudo ver desde la puerta el interior del templo, donde un hombre subido a un escenario, con un micrófono en la mano, predicaba a viva voz por altoparlante, la palabra de los dioses:
    - ¡Amen... hermanos!
    - ¡Amen...!
Respondieron todos al unísono mientras que el hombre, se bajó del escenario y prendió un fuego, en un tanque de metal en el medio del templo:
    - Escriban sus pecados en un papel... ¡y lancenlo a las llamas donde pertenecen!, dejen que el fuego purifique sus acciones, ¡arrepiéntanse!, y el Señor alejará a los demonios de sus vidas... ¡quémenlos!
    - ¡Amen!
Seguían gritando mientras hacían fila para lanzar sus pecados al fuego y el halcón, volvió a chillar. Ani lo vio cuando se dejaba caer en picada,  y frente a él, el sacerdote de Osiris, ofreciéndole ahora, tres figuras esculpidas en barro:
    - No habréis de querer hacer el trabajo duro en el más allá, llevaros estos esclavos mágicos, ellos habrán de hacer el trabajo sucio por ti
    - Pero, todo esto... ¿cuánto me va ha costar?
    - Con vuestro salario de escriba real, tendréis que pagar      medio año
    - ¡Medio año!
    - Acaso pensáis que es mucho, a cambio de vuestra dicha eterna
Ani aceptó la oferta y se fue de allí, preocupado por la deuda que contrajo... pero feliz, y sabiendo que hacía lo correcto, apenas llegó a su casa corrió donde su mujer para darle la noticia. Esta miró el papiro de veinticuatro metros con ojos bien abiertos y expresivos:
    - ¡Tonto!, no adquiriste la dicha eterna, te vendieron un papiro   

Estrella de mis sueños

Se sentó en la mesa del café El Fisu de Coghlan, mientras admiraba el aroma humeante de un café dijo:

 
              I
Desde mi cuarto he soñado
que contigo me encontraba
la luna nos alumbraba
mirandonos con envidia.
 
            II
el cielo nos cobijaba,
cubriendonos las estrellas
pero faltaba la mas bella
xq esttaba a mi lado
 
            III
caminamos de la mano,
a orillas de un mar furioso
era un cuadro muy hermoso,
en el que fuistte mi diosa.
 
            IV
parecias una rosa
arrojada por el vientto,
llegastte a mi en un momentto
y te quise deshojar.
 
            V
luego tus ojos y el mar
confundieron mis sentidos
y pude oir los latidos
de mi propio corazon
 
            VI
fue un beso con gran pasion
el que en tus labios guarde
y despues que te bese
me sonreiste dichosa...
 
           VII
mas luego me desperte
y así lamento mi sueño
porque no fue realidad,
pero te juro que de verdad
anoche... estuve en el cielo.

El Fisu de Coghlan.

Dulce sensación

Se sentó en la mesa del café, Robb fucugauchii, sintió el aroma, tomó un sorbo, y luego dijo: 

Es triste recordar tu silueta en mis ideas
es doloroso verte partir con mis recuerdos en tus manos
solo, triste y sin ganas de vivir
el silencio inunda mi alma, mi fin inedito llego
vivo en medio de eras, en medio de frases sin sentido
a cada minuto una lagrima rueda por mis mejillas

aun te veo, a lo lejos observo tus pasos
tu dulce caminar, la escencia que describes al moverte
quiero verme en tus brazos, quiero tenerte cerca de mi
aunque es un deseo torpe e imposible
lo sueño, puedo palpar cuan real es para mi
sentir tu delicadeza en punta de mis dedos

sobran palabras cuando estoy contigo
faltan ideas para acercarte a mi
eres un torbellino de emociones
una explosion de vanos latidos
solo puedo prometerte que siempre estare aqui
con mis brazos abiertos, con mi corazon dispuesto

te quiero, palabras que llevo guardadas
frase que carcome mis entrañas y me pone a soñar
cada dia, cada noche, repitiendo ese sueño contigo
ese mundo en el que mis brazos te rodean y el mundo brilla
el tiempo se detiene y nuestros corazones se unen
un destello en el que mi deseo por ti se vuelve una realidad
un momento, solo un momento en que la euforia se hace real para mi
en el que me siento vivo, en el que tu aire respiro.



Robb fucugauchii.

Tu me enciendes

Se sentó en la mesa del café Diero, sintió el aroma, tomó un sorbo y mientras miraba la tarjeta que antes había preparado dijo: 


Diero.

Libertad

 Se sentó en la mesa del café DCF, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


Anoche tuve un sueño horrible; por la mañana se me hizo realidad; y ahora, por la tarde, se los cuento:

Vi un cabo de grueso hilo, que pendulaba suavemente sobre un fondo gris de cemento, y posada en la cuerda, una mariposa amarilla… que salió volando al temblar la soga, lento, se alejó con su vaivén zigzagueante y más abajo, el cuerpo de un joven meciéndose, mientras la mariposa pasa entre los barrotes a sus espaldas… y se aleja más, cada vez más, de su rostro violáceo, el cuerpo inerte, meado y cagado al espirar, con su último esfuerzo, como todo ahorcado cuando deja de patalear y se mece; la mariposa se pierde finalmente en el cielo azul de afuera, y yo terminé entonces de abrir los ojos, por que entresoñando vi la escena y me incorporé, salté de la cama y comencé a golpear la puerta: -Llavero llavero… ¡enfermería llavero! –y seguí golpeando hasta que todas las celdas comenzaron a golpear conmigo y de pronto, un silbido agudo seguido de un silencio total, pasos, sin prisa, ruido de llaves, y la pesada puerta de hierro que se abre… tarde ya.


DCF.

Incompletos

Se sentó en la mesa del café Lola Sabin, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


Sólo parpados

sin ojos

sólo bocas

sin labios.



Remando contra corriente

buscandonos asfixiados

rogando por el cese

de barrotes y mortendad.



Sólo pasos

sin pies

sólo cuerpos

sin abrigo.



Tristes y perdidos

preguntando respuestas

enredando farolas

de palabras con engrudo.



Nos acaban las miradas

las tristezas que traspasan;

nos maniatan tantos muros,

de imaginarios escrupuleos.



Sólo miradas,

por la falta de acuse de recibo;

sólo golpeteos,

por la avaricia de sentidos.

Lola Sabin.

Madre

Se sentó en la mesa del café El Fisu De Coghlan, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:
 
 
Para ti, tan noble y buena
Mi Madrecita del alma,
Que cuando perdi la calma
Distes alivio a mis penas,
Para ti que siempre buena
En mi triste situacion,
Al verme en una prision
No me olvidaste ni un segundo,
Con tu cariño profundo,
Tu bondad y compasion.
Por eso madre querida
A tu cariño y bondad,
Te dedico desde aca
Mi cancion sentida, 
Porque tu alientas mi vida
Al llamarme desdichado,
Hoy que me encuentro agraviado
Soportando esta condena.
Solo tu alivias mis penas
Con tu cariño adorado, 
Madre, que sea esta cancion,
Un recuerdo a tu ternura
Que en mis horas de amargura
Compuse en esta prision,
Recibi de corazon
Mi cariño mas sincero,
Yo soy tu hijo y te quiero
Con sentimiento profundo
Porque sos madre y en el mundo, 
El amor mas verdadero.
Sos la que nunca nos olvida, 
Aunque nosotros ingratos,
Te pagamos con mal rato
Tu cariño sin medida,
Si tu me diste la vida
Como dejar de quererte,
Hoy que no puedo tenerte
Mas te recuerdo en la ausencia
Madrecita, con vehemencia 
Estoy rezando por volver a verla...
 
 
El Fisu De Coghlan.

Pisando suertes.

Se sentó en la mesa del café Cecilio Pastrami, sintió el aroma, tomó un sorbo, y luego dijo:

Ya desde mitad de cuadra se veía la mierda que, en la esquina, descansaba apuntando al cielo. “Derecha” intuyó sin siquiera dejar a la palabra formarse, por la izquierda quedaba poca vereda y encima, había un arbolito que podía tornarse complicado. En eso estaba cuando se dibujó en su mente, inexplicable, la imagen de Viviana.
El cerebro teje redes insólitas” hubiera podido pensar si la idea-Viviana no se hubiera apoderado de su conciencia. Era siempre él quién llamaba. Hacía casi una semana que se habían visto por última vez y ni siquiera un mensaje. Javier temía a las relaciones, temía mucho pues iba de desengaño en desengaño.
Y no era para sorprenderse. Javier no era agraciado, ni en cuerpo ni en alma.
Volvió a recordar la peculiar nariz de Viviana, su gracil cuello que tan bien se escondía entre sus hombros cuando reía.
En ese instante retomó (ya se sabe, por esas inexplicables conexiones del cerebro humano) la conciencia del peligro del poderoso cerote que custodiaba la esquina, pero se tranquilizó al ver que todavía faltaban unos veinte metros para llegar.
Ahora, más cerca, podía maravillarse en su contemplación. Era, como había imaginado, una de esas mierdas perfectamente cagadas. Se adivinaba una consistencia cremosa y un color muy delicado, salteado de pequeñas pintas amarillas. Era evidente que no tenía mucho tiempo allí, “si seria invierno, todavía estaría humeando” se dijo mientras sonreía “es increíble que el ojete de un perro pueda demostrar semejante cualidad artística” completó
Pero lo más asombroso de todo era la forma, un firulete con la forma de un suspiro completamente simétrico. Javier se alineó hacia la derecha, faltarían diez pasos para llegar. No podía dejar de mirar el sorete y otra vez lo atacó el recuerdo de Viviana. Recordó los besos que, con gran esfuerzo, había podido robarle y lo inundó aquel sutil aroma a albahaca que desprendía su aliento, la descuidada torpeza con la que sus grandes manos acariciaban.
Allí fue (faltaban cinco, quizás cuatro pasos para la mierda) cuando sintió (quizás temíó) que Viviana era el último tren y que se le estaba escapando. Sin saber por qué ralentizó su marcha a la mínima expresión posible, todavía no había llegado a aquel cerote magnífico que descansaba impertérrito.
Pensó en su amigo Jacinto,en su ridícula teoría de que la base de todas las relaciones es la suerte y que “a la suerte a veces hay que ayudarla
Ni siquiera eran pensamientos, eran imágenes que se desplazaban a la velocidad de la luz por su cabeza.
Y la suerte está aquí. Ante mí” fue la frase que visualizaba mientras desviaba sus pasos a la izquierda, cada vez más a la izquierda.

 Cecilio Pastrami.

Pensamientos ocurrentes.

Se sentó en la mesa del café, Robb fucugauchii, sintió el aroma, tomó un sorbo, y luego dijo:

¿Aún no lo entiendes? eres todo para mi
He visto tu dolor, he visto tu sufrir
y hoy he entendido que mi proposito es consolarte
mi meta es morir por tu alegria, vivir por tu sonrisa
yo puedo ser tu amigo, puedo ser tu alegria, puedo ser tu amor o un simple extraño
tu decides, tu eliges, solo responde
no me dejes con la duda, no me dejes morir solo
aunque la soledad sea mi compañia tu puedes salvarme
se mi socorro, se mi alivio
no quiero morir lejos de tus brazos
acariciame, llevate mi dolor, construye en mi tu sonrisa
haz en mi un mar de lagrimas, un arcoiris de sonrisas
porque hoy, estoy vacio, no siento, no percibo
se tu mis sentimientos, se tu mis emociones
escribo estas absurdas y vacias letras sin proposito
deseando solamente ser tu fortaleza, y que tu seas la mia
sin mas palabras en mis labios, susurro una voz
una voz de aliento, un suspiro sin eco
me siento solo, me siento en silencio
acompañado por la soledad veo tu silueta
imagino tus labios y deseo besarlos
pero me pregunto ¿Cual sera tu deseo?
¿que pensaras de mi?¿que sientes por mi?
esas palabras inquietan mi mente
esas preguntas me inquietan y mi mente perturban.


Robb fucugauchii.

El amor, lo mas importante...

Se sentó en la mesa del café Diero, sintió el aroma, tomó un sorbo, y luego dijo:


Creo que lo mas importante
es saber cuanto me amas,
que tu corazon sea tan sincero
como profunda es tu alma,
recorrer de tu mano el mundo
sin temor a perder el rumbo,
mas no podria sin ti,
sin tener la fuerza
que me trasmiten tus manos,
porque no quiero seguir colgado
de tu afan y tus sueños,
quiero correr a su lado
y contigo poder soñarlo,
porque creo que lo mas importante
es que sepas cuanto te amo,
Porque se que mas alla de todo
en este camino no quedaremos barados,
tu seras la guia,
yo el explorador
y juntos avanzaremos de la mano,
sabes que si viene la tormenta ,
mañana saldra el sol
y todo sera un cuento armado,
no alcanzare a conocer el llanto
en esos caminos de espinas
porque estare a tu lado,
no perdere la ilusion
tampoco olvidare tu voz,
de aquel... tu bello llamado,
Pero aun asi no olvido,
palabras y silencios
que nos dejaron marcados,
ambos crecimos en un hemisferio
de fuego y misterios cruzados,
sentimos lo mismo, estando alli o aqui...
tan cerca o alejados,
siempre lo mas importante sera saber,
cuanto me has amado
lo mucho que en ti sigo pensando,
la angustia que siento si estoy alejado,
sera importante para ti o para mi,
no importa, si es, el mismo fin,
me encontraras aqui sentado,
te vere pasar,
pero solo una vez,
porque nos encontraremos
en el mismo rincon...
En que por primera vez, nos amamos,
alli fue nuestro comienzo,
alli fue donde irrumpio la felicidad,
donde tomados de la mano,
seguimos adelante,
sin mirar atras...

Diero.

Hechos.

Se sentó en la mesa del café Warinhari, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


Tengo las manos heladas

ellas saben que algo le falta

las dulces curvas de tu cuerpo

suaves y candentes me dan calor



Tengo los labios secos

ellos saben que algo le falta

ese dulce néctar que al acercarse

me provoca un poco de ansiedad



Mi corazón tiene miedo

él sabe lo que es el temor

de amar y no ser amado

y de luchar contra el tiempo



Mis ojos se pierden a cada instante

que sé que vos llegarás

como si el tiempo que tendría que pasar

no se mueve hasta que toques a mi puerta

y todo vuelve desde un momento

ese punto que es el cero

pero siempre vale la pena volver empezar

para volver aflorar todo estos hechos.


Warinhari.

Un poco de fantasía.

Se sentó Gonzalo en la mesa del café, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:
 
Un poco de fantasía
cada día mas real,
mas tangible, mas concreto,
es el recuerdo
que tengo de tu cuerpo
y mi rostro habla
lo que callan mis miedos

Miedo a haber sido de nuevo,
víctima de mis sueños,
de haber vivido otra vez
una dulce mentira
de haber disfrutado,
como tantas veces esto
que me distrae de lo que busco,
engañándome en un juego

Y me doy cuenta día a día,
que el espiral es mas estrecho
cuando sos mi razón mas sincera
para aguantar este ruedo
y por mas que no sea recíproco,
me doy cuenta que te quiero,
aunque espante la idea
de compartir tus tormentos

Nadie entiende como amo,
de la manera en que me entrego,
actualmente,
esta mal visto ser sincero,
preocuparse por el otro
y rescatar, del otro lo mas bello.

Una época difícil
le toca hoy al amor,
que hasta el mismo tiene precio.
 
Gonzalo.

Hagamos de cuenta.

Se sentó en la mesa del café Fawkes, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

Hagamos de cuenta que nunca pasó nada, podemos hacer de cuenta que todo sigue igual que antes, podemos hacer de cuenta que nunca dejé a nadie, que nunca me abandonaron, que nunca me sentí solo, podemos hacer de cuenta que todo puede mejorar, que el día de mañana puede traer nuevas esperanzas, podemos hacer de cuenta que existe la fe, podemos hacer de cuenta que hay alguien mirando, y que ve todo lo injusto, que tiene en cuenta nuestros sacrificios, podemos hacer de cuenta que no hay problemas, o que las soluciones son simples, y que siempre son las correctas, podemos hacer de cuenta que ser feliz es no es algo difícil, podemos hacer de cuenta que actuamos tal cual hablamos, que vamos a seguir nuestros ideales a muerte sean cuales sean los finales, podemos hacer de cuenta también que los finales son siempre felices, que siempre se consigue eso por lo que uno luchó tanto tiempo y tan duro, podemos hacer de cuenta que todos tienen en cuenta a todos, y que pensamos cuidadosamente cada movimiento antes de hacerlo, fijándonos en no lastimar a nadie. Podemos hacer de cuenta que no existe el miedo, y que cada vivencia nueva es algo que solamente aumenta nuestro conocimiento, que no podemos fallar, que no existe el error, podemos hacer de cuenta que existe el olvido y simplemente podemos suprimir esos recuerdos que nos afectan tanto, podemos hacer de cuenta que no existe la muerte, y que tenemos todo el tiempo del mundo para arreglar nuestros errores, es más, podemos hacer de cuenta que no existe el tiempo, que no existe el poder, que no existe el odio, que no existen cada una de esas cosas que corrompen día a día a las personas.


Pero, siempre estaríamos haciendo de cuenta, si todo sería así… no se llamaría vida, y realmente… ¿tendría sentido vivirla?
Fawkes.

El vuelo del gorrión.

Se sentó en la mesa del café Lola Sabin, sintió el aroma y dijo:


Había estado horas , aunque no lo supiera, mirando esa mariposa. Opaca, oscura, no volaba. Así y todo ella estaba embelesada mirando su vuelo.
Llegó la noche, mientras miraba como una gota recorría el vidrio del ventanal, en plena lluvía salío a correr por el patio, de charco en charco,  de planta en planta. Con el nuevo día la volvíó a ver, seguía no volando su vuelo sobre la misma piedra que lo había hecho ayer. Claro, en ese momento no lo sabía, no es el destino de la mariposa volar siempre. La mariposa no vive más de un día. Que pena sintió, solo porque no lo sabía. No era el vuelo de la mariposa lo que ella veía.


Lola Sabin.

Esa manera de mirar.

Se sentó en la mesa del café Paxcu, sintió el aroma, tomo un sorbo y dijo:

La abundancia de rostros que me rodean es incomparable a cualquier otra. Las miradas varían según el rincón al cual apunte con mis ojos. En ellas se leen, se sienten, se confiesan los pecados más dispares e increíbles. Pero me detengo en sólo tres de estos personajes, este tridente que atrapó mi completa atención.
El primero de ellos, de pupilas grandes, de un color bastante común para el normal de las personas, pero diferente en la manera de reflejar los sentimientos. De reflejarse en ese expresar que, sin decir, tienen los órganos visuales. Rígida y penetrante, profunda y tenebrosa, despliega el temor de quien es beneficiado, o victima, de ser el objetivo de ella. Una ojeada digna de ser evitada por cualquiera, digna de no ser alineada.
El segundo, quizás el mas extraño, posee la amplitud de capacidades en sus verdes ojos. La rareza los parpados casi juntos, denotan un ser extremadamente analítico y crucial en la manera de dirigir los, imaginarios, rayos que salen de su rostro, prácticamente destruyendo al señalado. Casi como si estuviera apuntando acusadoramente con el dedo índice, prácticamente, destinándolo a la perdición. Un singular y despreciable atisbo de esta figura tétrica que, despreocupada, imputa cargos sin discriminación de razas o formas.
La última, quizás las más interesante, la más atractiva. Se esconde detrás de un bello azul radiante que desprende bondad y simpleza, como repartiendo flores a su paso. Despreocupada y carente de maldad, está relegada, insalvablemente, por la pequeñez de su portador. Tal vez algo tímido, algo retraído, espera a que salgan primero sus desconfiados hermanos mayores a revisar. Sus tiempos de reacción son más lentos, quizás por las experiencias pasadas, quizás por miedo a la indiferencia. Pueden ser varias las razones pero, siempre que aparece, conquista corazones, abraza el alma y colma de pasión.
Son tres las miradas, tres muy asimétricas opciones que se agolpan en un solo hombre, una sola mujer. Siempre, o casi, metódicamente como entraron en escena van mostrando sus virtudes, o defectos. Así miramos, así empezamos a conocer, así comenzamos a juzgar y errar. Sin embargo, todavía quedan los que pueden darle lugar a la diminuta y tierna manera de ver, con la esperanza de poder trasmitir con ella más que mil palabras.
                                                                                                                   Paxcu.

¡ Feliz día !

Simplemente.

Se sentó en la mesa del café Leandro Pérez, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


Es simplemente pedirte,

Suplicarte que bailes

paralizada en mis brazos

y que sientas mi corazón

contraerse por ti,

es simplemente pedirte,

que te quedes aquí,

a mi lado,

que la tierra se detenga,

que la oscuridad

se desvanezca junto a ti.

Es simplemente suplicarte,

Que esta noche

Te quedes aquí.

Leandro Pérez.

Máquina del tiempo.

Se sentó en la mesa del café Cecilio Pastrami, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

Una o dos noches atrás desperté en medio de la oscuridad. Fue un despertar tranquilo, virginal. Supe que estaba en lo profundo de la madrugada; Eso se sabe, hay un silencio único, perfecto a esa hora. 

Creo que por un micro-segundo (es difícil definir esas parcelas de tiempo) eso fue lo único que supe sobre las circunstancias que me rodeaban. La oscuridad era el universo, yo era apenas una conciencia o quizás menos, tan sólo una mirada dirigida hacia un objeto oscuro y pesado situado en frente de la cueva que me contenía.

Recordar aquella sensación primigenia es lo más cerca que estuve jamás de un milagro.


Suavemente fueron descendiendo hacia mí determinadas iluminaciones. Supe que era un ser humano, que habitaba un universo regido por condicionantes de espacio y tiempo, que debía tener características que me denominaban e incluso diferenciaban de millones de otros seres humanos viviendo, pensando, respirando en ese mismo universo. Que tendría un nombre, un tiempo recorrido y uno por recorrer. Está claro que no lo pensé así, ni siquiera fue un pensamiento lineal, fue una intuición que me cayó encima como un balde de agua fría o como un piano.

De una sola vez.


Pero aún faltaban detalles. Detalles que mi razón pedía a gritos. No sabía quién era o dónde estaba. Aunque de tanto mirarlo reconocí aquel objeto oscuro y pesado. Pude entender también que no era una cueva lo que me atrapaba. Yo era una persona acostada, tapada con las mantas hasta la cabeza mirando un armario, un placard de madera oscura. Lo más probable es que tuviera todo un cuerpo bajo esas mantas, pegado a una cabeza que contendría estos ojos que miraban desde dentro de aquella sutil cueva, esta mente que trataba de entender dónde estaba...


Así fue que una primera posibilidad vino a mí. Estaba en un país que se llamaba Argentina. En una provincia que se llamaba Salta. Miraba el placard empotrado en la pared lleno de revistas de música y mantas viejas. Inicios de los noventa. Era Invierno y mi madre pronto vendría a despertarme para ir al colegio. Pensé en el té de desayuno. En las tostadas. En que había tareas de geografía que no había hecho. En la ridícula corbata roja. En mi mamá...


Inmediatamente (o quizás al mismo tiempo) estaba en Córdoba, otra ciudad, mismo país, yo estudiaba allí, mantenido por mis padres. Tanto el alquiler como la comida, tanto la cama como el ropero que yo observaba expectante, estaban pagados por ellos. El año era diez años más (y esto invalidaba mi primera opción) No sabía con exactitud la fecha aunque sabía cuando era, aquella noche había muerto Rodrigo, un cantante de cumbias; Nosotros habíamos salido y habíamos regresado borrachos como casi siempre. A mi lado, a mi espalda dormía mi hermano. Mañana sería domingo, despertaríamos tarde y no tendríamos nada que comer...Estaríamos todo el día con resaca y deseando una sprite que no podríamos comprar....


Pero aún se me presentó una tercera opción que me pareció la más irrisoria y descabellada de todas. Yo vivía en Europa (en el continente, no en el satélite). En España. En una ciudad frente al Mediterráneo. Hacía tiempo que había perdido la esperanza en aquel otro país. Ya casi ni me importaba lo que pasara allí. El armario que miraba era nuestro armario. De María y mío. Ella dormiría a mi lado y pronto se despertaría para ir a trabajar, porque entraba muy temprano. Yo trabajaba de noche, de camarero y de barman también. Quizás pronto nos casaríamos. Me parecía todo demasiado ficticio. Aunque yo siempre había deseado conocer Europa...


Entonces tuve la plena conciencia de que debería volver a dormirme. Que estaba divagando, que aún seguía atrapado por la noche. Aquello no tendría importancia. Al despertar (fuera donde fuera que despertara)ni siquiera lo recordaría. No había una opción correcta, una posibilidad cierta. Tampoco era cuestión de elegir.

Lo más razonable sería seguir durmiendo, seguir soñando, seguir viviendo.



Cecilio Pastrami.

¿Qué quieres tu de mi?

Se sentó en la mesa del café Diero, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

He cruzado mares
para llegar a ti,
he visto las estrellas caer
esperándote,
seque ríos de lagrimas
llorándote... y tú?
Que quieres de mí.
Pase momentos difíciles
por ser escudo en tu defensa,
modifique caminos
hundí huellas en los desiertos,
y empañe cristales en los cielos,
y tú... que quieres tú de mi ?
Invente sueños para verte
pero solo espejos rotos
rajados por el olvido y el dolor,
en ellos pude visualizar,
Vi como el viento se llevo las hojas
que tu convertiste en bollos,
cuales eran cartas
que ayer te escribí,
pero nada me detiene
y aun me pregunto
Qué quieres tu de mí ?
Si el infinito nos separa,
y la noche no te deja ver,
como pretendes comprender
qué es lo que hago hoy aquí.
He cruzado los mares,
en busca de una esperanza,
pase por un viejo sendero,
por las miradas turbias de lo ajeno,
solo por llegar a ti.
Complací tus caprichos
tus inventos y juegos,
y nada es suficiente,
y nada me responde,
qué quieres tu de mí?....

Diero.

Palomas del Bicentenario.

Se sentó en la mesa del café Pepe Pipón, sintió el aroma, tomó un sorbo y dijo: 
 
 
Pocas son las frutas y muchas las raíces.

El alma de estas sociedades debe levantarse,

En arte y cantos, en brisa.

Revolcados en la arena,

Muertos, perseguidos,

Son aquellos desvalidos que su genio cambiara

Esta enferma sociedad.

America… hay America, mi America querida,

Pulmón del arte y de la sangre cultural,

Territorio natural encerrado y castigado

Por vergüenza de tu amor.

De mi lengua nace el grito de estos pueblos mal atados.

Libre, siempre libre debes ser.

Como el más puro cristal o

Un indomable animal.

Libre, siempre libre!!!

Pepe Pipón.

Margarita.

Se sentó en la mesa del café Lola Sabin, sintió el aroma, tomó un sorbo y dijo: 


Diez hermosas margaritas lucía su vestido. Diez hermosas margaritas y una mancha. 
Había lavado, planchado, juntado la ropa sucia de su marido desparramada por toda la casa, antes de haber hecho las compras, cocinado, lavado, puesto la mesa y comido, sola. 
Había repasado los muebles que por supuesto previamente había limpiado, justo después de ocuparse del jardín y raspar sus manos … había hecho tantas cosas, en tan poco tiempo, que no entendía por qué le dolían los zapatos. Por qué dolían sus zapatitos perfectamente lustrados. Siempre de punta en blanco.
Bueno, siempre menos hoy, hoy su vestido traía una mancha, y en el jardín ... asomaba un pozo, fresco.

Fresco y sin retorno.

Quizá lo mejor hubiese sido, que en vez de la pala, usara delantal. 


Lola Sabin.

Un pensamiento.

El camino diario de vivir, fuera de todo tiempo, debe permitirme apreciar mis reflejos en todo lo que acontece, apreciar el instante desde la conciencia, ir en ascensión plena de una percepción voluntaria y natural de todo, el reconocimiento de las bases humanas, saber que paladear los instintos y reconocerlos en los actos, junto al fuego de las pasiones, aquellas incontenibles  y otras silenciosas, el sentido de la posesión , la palabra que encadena, la que necesito y reconozco como mi adicción al ego, para luego visionar mi propia falacia y verdad en la contemplación de todo.

Las personas transitan todos estos momentos, y que más queda que acompañarlas, o ser parte si permiten las circunstancias. Muchas veces pase por un jardín y me toco apreciar las flores de lejos, otras ser el jardinero, que ya es bastante decir. Normalmente el reconocer nuestros apegos nos libera de estos, claro que tenemos una inercia emocional, aprehendida desde nuestros orígenes, por lo que aún reconocidos la práctica hace al maestro. No sabemos cuánto estamos influidos por nuestros padres, ni cuanto influimos en nuestros hijos hasta que nos buscamos en ello, y llevándolo más allá de satisfacer nuestros monstruos con culpabilidades o responsables, sino en el simple hecho de percibir la belleza, interactuamos entre nosotros en base a ritos y costumbres reflexivas y falaces, con una total impunidad ególatra e inocente, carente de consciencia.
Así me tocó ver como personas allegadas a mí, creaban durante años la herramienta con la que después se castigarían, en una total ignorancia de sí mismos. Otras veces contemplo y escucho el largo argumento de justificar una flagelación del espíritu por el temor a la soledad o al no saber qué hacer.

Toda persona que se acerca a mi termino amándola, todo comienza desde el instante que la veo, dentro de estas personas hay un cúmulo de ellas que son muy íntimas, y con las cuales llegamos a un nivel de interacción sublime, lejos de intentar poseernos o descargar nuestras frustraciones en complicadas exposiciones de ridículo para elevar nuestro ego, el arte de reconocernos es una parte muy difícil en nosotros que a veces nunca llega, dentro de estas personas cercanas a mí, trato de expresarme en forma cierta, en un equilibrio emocional sincero, claro que nunca voy a poder estar completamente en el cuerpo del otro, pero intento abrir mi interior lo más que puedo y de una forma suave y cómoda  aunque a veces  me resulte difícil ver los límites porque hay una condición en la que solamente mostramos lo que queremos que vean.

Quiero que esta exposición extremista sea tomada con una total consciencia de desapego, que lejos está de mi llevar las comparaciones tal cual las voy a exponer al extremo espiritual, y al decirlo libero de mí cualquier dependencia egoísta, aunque entiendo y acepto que su sola expresión causará una entropía, que al fin de cuentas es ineludible, como aquellas que mis amigos viene a descargar en mí en sus inocentes ridiculizaciones de mi persona para sentirse mejor.

Ella decidió, y digo decidió apelando al anterior preámbulo donde esta decisión está atada a un cúmulo de aprehensiones y ritos intrincados, comenzar a cortase un brazo, no encontraba quién la acompañara a hacerlo, lo único que sabía es que alguien que ella quería mucho ya lo había hecho, entonces necesitaba, sentía que debía hacerlo, nadie quería participar en esto, era grande su dolor ya que se sentía abandonada e incomprendida, por dentro le corría el antagonismo de unos que le decían que no era correcto, y por otro lado su instinto irrefrenable que lo acompañaba la sensación de soledad, hasta que como todo en la vida, siempre hay alguien para la tarea indicada, encontró quien la acompañara en tan terrible tarea, y quedó manca, había logrado su cometido, lo raro era que la persona que ella quería la rechazaba a pesar que ahora estaba en su misma condición, pero no importa, el logro de su cometido nadie podía quitárselo y debía saborearlo mientras dure. Fue así que este acto derivó en consolar otras frustraciones, de quienes fueron participes indirectos del mismo, por lo tanto quien puede condenar la acción si sirve para consolar a otros. Entonces aproveché la situación para saciar mi ego, y volcar tantos años de fracasos, y con una total inconsciente falta de piedad lo busque a su padre y le dije: “¿Así que sos el papá de una manca?

Queridos amados, íntimos míos, me muestro así, como me conocen, me dijeron que pienso demasiado las cosas, que debo pensar menos, muchos sienten que soy poco instintivo y de esta forma me privo de gozar la vida, y les digo que disfruto muchísimo de cada instante, lo que si no me voy a reprimir de expresar lo que siento, y menos con quien me considere y acepte como su amigo, muchos se alejaron, otros llegan, algunos permanecen, a todos gracias por ser y permitirme percibirlos.

Deseo que esto sea una expresión de pensamiento en voz alta, compartida con alguien a quien quiero mucho, nada más que eso, la devolución puede ser un simple abrazo en silencio, simplemente.

Gracias
.

Juancqui.

Llorar.

Se sentó en la mesa del café Diero, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

Llorar y desahogar el dolor...
dolor que padece un corazón,
que sangra por la herida que la vida le dejo,
llorar por esa persona que se fue,
por el niño que no ha de nacer,
por los que ya no podrán volver...
Llorar por la soledad, por la fría tempestad,
por la incertidumbre de no saber qué es lo que vendrá...
Llorar por lo que se perdió,
lo que no supimos aprovechar, por aquello
que se torna inalcanzable,
por caminar en la tormentas de la mediocridad...
Llorar para aliviar el alma,
llorar para lagrimas desechar,
lagrimas saladas, dolorosas,
llorar y en aquel recuerdo ya no habitar.
Llorar y dejar que la luz aclare los rincones,
donde es incierta la oscuridad...
llorar por el error, el temor,
por el olvido y la desolación...
Llorar por el momento,
en que llorar se volvió necesidad...

Diero.

Espejismos entre la máquina de ocasos.

Se sentó en la mesa del café Sai'ke, sintió el aroma, tomó un sorbo, miró el cuadro y luego dijo:


 

Baúl de recuerdos,
cofre de irracionalidad.
Pez que mordió carnada,
ave dispuesta a volar.

Y la llave que se extravió
en un abismo mas grande que el mar.
Podés sonreír, pero sin mirarme a los ojos.
Yo quizás piense siempre
en ese cielo al que no pude llegar.

Espiaste entre las agujas
segundos acercándose al final.
Por qué desesperarse?
si siempre hay una nueva tormenta
que nos viene a buscar.

Solo queda elegir un camino
y correr hasta el inevitable fin.
Correrías el riesgo de encontrar en mí
el vuelo que no esperabas,
equivocarse cuantas veces sea posible hasta morir...

Te alejaste aún mas,
yo observé tu vuelo rápido como semifusa.
Una partitura vacía que no pude interpretar.
Sentirse mejor, sin pretender olvidar.

Sonreí, pero no evites volver.
Me resigné a lo que no pude alcanzar.
Levantaste tu vista,
te atreviste a hablarme.
Así no podré olvidar tu nombre jamás.

No te atrevas a asumir que no lo siento,
si los miles de trazos en la pared fueron ignorados
mientras observaba el cielo para escribir el siguiente.
La máquina de crear ocasos
cerró y su espuma entre nubes dejó.

Si aún la lluvia nos parece amable
podrás vivir en mí.
Buscá tu felicidad,
dale tiempo al tiempo
mientras respiro este viento
donde unas hojas buscan su hogar.

Entonces el ave se cansó de pensar
de elegir siempre mal.
Pero ya no creo sea tan dificil
encontrar el equilibrio
creando un arpegio con el sonido del mar.

Sai'ke.