¿Sobre quién quieres que escriba?

Se sentó en la mesa del café Arturo, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

¿Sobre quién quieres que escriba? Escribo por que mis dedos dibujan con letras un cuento que esta por nacer. ¿Escribir sobre usted señor lector? no le dedicaría ni un renglón... pensa... yo me siento a escribir renglones que después serán paginas, paginas que después serán libros, libros que formaran parte de una biblioteca... ¿te caben las bibliotecas? a mi no me cabe estar en una biblioteca, me siento bien al aire libre sentado, en algún parque, me cabe flotar por el aire, me cabe ser pez en un cielo colmado de estrellas, me cabe sentirme una golondrinas llegando en primavera después de tan largo viaje. Me cabe no tener que esperar el ascenso a fin de año. Me cabe tomar una birra en parque centenario.
No intento buscar una idea fantástica, no intento descubrir cadenas con candados de ciegos cerrojos, escribiendo... intento... ¿digamos que intento? ser, un... ser. Creo que con pocas palabras se define un criterio y con miles de defectos, uno camina por la vida.
Así que no intentes que yo escriba sobre vos, ni siquiera lo pienses, por que solo escribo en un descuido, un descuido que nace del olvido, que nace en un sonido y recorre mis sentidos, digamos que siento un nudo en la garganta, que me provoca arcadas, y vomito mis palabras en una hoja cansada, que hace tiempo me espera sentada en el camino. Mientras el agua corre detrás de los peces de colores, yo unto el papel de seres y signos, desarmando el castigo que merezco en pan y vino. Pan y vino que vomito a destiempo, sin hora, sin manija, siquiera soy sangre de un mendigo, mientras escribo sentado o parado o perdido.
Escribir es el arte de estar al pedo, y bancársela. De no buscar una actividad aparentemente interesante. Ni siquiera escribo para enamorar una mujer. Escribo por que se me canta el orto, en fa sostenido. Y siento un extraño placer, generando una ficción en la cabeza de los lectores.
Si este cuento llego a tus ojos, es gracias a la falta de una actividad mas, o digamos menos, o mejor todavía seria aclarar que... nada. En la vida no hay que aclarar, hay que hacer. Equivocarse, enmendar el error. Para volver a intentarlo.
Si seguís leyendo este cuento es por que necesitas, de mis palabras. Que solo son sinceras a lo que suceden puertas adentro de mi cuerpo.
No soy enorme, pero peleo contra cualquiera. Soy artesano de mis momentos, que uno a uno se acomoda en mi presente.
En cualquier instante llega la brisa, y seguro que paso volando por delante de la luna llena.
En dirección al océano, y después... ¿quien sabe?... Por que la vida es así, una caja de sorpresas, que nunca ahí que subestimas. Por que la suerte llega en cualquier momento, llega en forma de viento. Y te saca a volar, como el cóndor en la montaña, que pasea por el inmenso cielo celeste. Un cielo que tiene el color del océano.
Y si no te gusta, o no es de tu talle, o el color no te convine, problema tuyo.
Yo voy por mi camino, expresando con golpes, que luego son letras, que llegan a tu mente.
Por que no me quedo tirado en un sillón, por que no dejo que nadie me maneje.
Soy un genio en disfrutar lo que se presente, soy un oportunista bien preparado para aprovechar los segundos. Te corro una carrera de doscientos metros y te puedo dar cien metros de ventaja. Por que seguro que en el camino me encuentro un amigo que me va a regalar una charla. Que es mucho más importante que competir contra cualquiera. Y te dejo corriendo solo.
No necesito medallas, ni diplomas, ni fotos, para decir que soy, o para que me crean, o para ser importante. Tampoco necesito un cuento para salir de pobre.
Estoy bien siendo como soy, dinero nunca tuve, por que yo soy lo que muestran tus ojos. Simple y sencillo, ando por los caminos de la vida. Sin auto ni moto, en bicicleta. Sin mostrar demasiado lo que tengo adentro. Ando a los tumbos. Aunque mi corazón va por una autopista a tu puerta. Y mis manos son muy virtuosas a la hora de tocarte. Me miras como si no supieras quien soy y quien fui.
Soy un ser extraño, iluminado, un poco loco, desafiante, y por sobre todas las cosas tengo dos alas enormes, que me llevan hasta el cielo. Y ya no quiero bajar, quiero planear en una nube ¿cual será mi próxima aventura? A que nido iré a molestar, ahora que ando huérfano. Por que no hay que detenerse más de lo debido, en cuestiones del amor. La vida es una sola, y lo de sola te hace muy bien por lo visto. Así que estoy en cornisa con mis alas listas, esperando que sople el viento. Una brisa fresca, a la que voy a cabalgar por décima vez. Esto de volver a empezar es cuestión de actitud. No hay sueños imposibles, no hay desgracias que duren mil años. Los trenes pasan a cada rato en la estación.

Pos data: este cuento esta dedicado a la memoria de todas las personas que engañan y se engañan preocupándose por hablar de cómo deberían ser los demás (“Cobardes”).

Arturo.

2 comentarios:

  1. No se quien borro mi comentario, pero lo vuelvo a escribir: Me gustó mucho tu texto Arturo. Un abrazo.

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  2. Wow me ha encantado tu cuento saludos y un abrazo

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