La vida continua y yo sin saber el rumbo de mi barco,
recorriendo aguas desconocidas trato de entender el movimiento de las corrientes que me siguen empujando quien sabe donde.
Entretanto camino por la cubierta de mi destino,
el que yo elegí,
de proa a popa tratando de encontrar tierra.
Estando atento a cualquier señal,
que este mar me quiera dar.
Porque ya ni siquiera busco,
he aprendido a esperar...
El agua ya no sobra,
el alimento que se consigue sin querer
me mantiene en pie.
La estela de mi barco va desapareciendo a medida que avanzo,
y con ella mis recuerdos de cosas ya vividas,
de cosas ya pasadas, que un día fueron parte de mi rumbo
hasta llegar aquí,
donde estoy,
en mi barco,
donde siempre estuve,
donde siempre estaré.
Es lo único en mi que no ha cambiado.
Bravo y resistente en las tormentas,
que no son pocas en estos mares.
Que siempre están,
que siempre aparecen sin saber quien esta a su paso,
no importa...
Ellas vienen.
No hay mas remedio que aceptarla,
aunque no la quiera.
Siendo un inexperto hacia alta mar desplegué las velas,
pensando que la única forma de aprenderlo era sentirlo.
Y así empezó todo y acá estoy,
todavía en mi barco,
sintiendo.
Aunque es cierto que...
Cuando el agua se calma,
puedo ver en el reflejo de mi rostro
que muchos años y tormentas han pasado,
de los cuales he aprendido todo lo que pude,
para poder enfrentarlas otra vez
si es que vuelven...
Pero jamas regresan...
Nunca son las mismas.
La intuición es a veces la única escapatoria,
a veces no hay tiempo para el planteo de estrategias,
a veces no hay tiempo...
A veces no hay nada...
Se que mañana
cuando abra los ojos otra vez,
estaré aquí en mi barco, tratando de que algo me encuentre,
sin darme cuenta que...
Estoy en mi barco
mi destino ya encontrado...
recorriendo aguas desconocidas trato de entender el movimiento de las corrientes que me siguen empujando quien sabe donde.
Entretanto camino por la cubierta de mi destino,
el que yo elegí,
de proa a popa tratando de encontrar tierra.
Estando atento a cualquier señal,
que este mar me quiera dar.
Porque ya ni siquiera busco,
he aprendido a esperar...
El agua ya no sobra,
el alimento que se consigue sin querer
me mantiene en pie.
La estela de mi barco va desapareciendo a medida que avanzo,
y con ella mis recuerdos de cosas ya vividas,
de cosas ya pasadas, que un día fueron parte de mi rumbo
hasta llegar aquí,
donde estoy,
en mi barco,
donde siempre estuve,
donde siempre estaré.
Es lo único en mi que no ha cambiado.
Bravo y resistente en las tormentas,
que no son pocas en estos mares.
Que siempre están,
que siempre aparecen sin saber quien esta a su paso,
no importa...
Ellas vienen.
No hay mas remedio que aceptarla,
aunque no la quiera.
Siendo un inexperto hacia alta mar desplegué las velas,
pensando que la única forma de aprenderlo era sentirlo.
Y así empezó todo y acá estoy,
todavía en mi barco,
sintiendo.
Aunque es cierto que...
Cuando el agua se calma,
puedo ver en el reflejo de mi rostro
que muchos años y tormentas han pasado,
de los cuales he aprendido todo lo que pude,
para poder enfrentarlas otra vez
si es que vuelven...
Pero jamas regresan...
Nunca son las mismas.
La intuición es a veces la única escapatoria,
a veces no hay tiempo para el planteo de estrategias,
a veces no hay tiempo...
A veces no hay nada...
Se que mañana
cuando abra los ojos otra vez,
estaré aquí en mi barco, tratando de que algo me encuentre,
sin darme cuenta que...
Estoy en mi barco
mi destino ya encontrado...
Fede Guevara.
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