Un lomito y un amor.

Se sentó en la mesa del café Lola Sabin, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


Café Leceriess, hermosa esquina. Su mayor estrategia para atraer clientes es tener siempre una ventanita abierta por donde el aroma pueda colarse para divertirse con nosotros, la gente común que pasa todos los días por la vereda, intentando pensar en algo más. Nos conquista enredándonos en un jueguito algo histérico, muestra el potencial ... pero con los pasos se diluye (algo así como algunas relaciones).

Salí del trabajo, robando unos minutos más de los 2 que tenía para almorzar, como soy joven y son mis primeros pasos en algo en lo que una vez que termine mi carrera no voy a trabajar, soy desechable o no soy una inversión ... no se como se dice, como lo llamarán los nuevos estudiosos de "Bistness & Young" tampoco sé si existe algo así, pero se sobre entiende la idea.

Me considero una persona práctica (derivación de: inútil en la cocina, holgazana) por lo que prefiero comprar un rico sándwich, rápido, no tan caro ... La rutina me aburre, pero no las obligaciones, porque no son (desde cierto punto de vista) una opción, sino de todas aquellas cosas simples que puedo disfrutar si las hago variar, como cambiar los lugares por donde camino, los transportes públicos que uso ... no sé cosas pavas que no me hacen más feliz pero si me hacen sentir un tanto aventurera, no tan chata e insulsa.


Como les decía, compre mi lomito con un agua y en vez de comer en la mesa del local, fui a la plaza, me senté en un banquito de madera (había demasiadas palomas para mi gusto así que estrategicamente cambie mi ubicación, fui sobre el césped, cual palco preferencial). Estábamos solos, yo y mi lomito, no faltaba nadie (helado no quería).
Justo en ese momento, en el que después de haber probado un pedacito y haber comprobado que estaba riquísimo con más de medio lomo en la boca ... un dios (re terrenal) me dijo - ¿Te molesta si te acompaño? ...
Ni una mueca pude hacer, claro si tenía el buche lleno!!! por suerte de alguna forma mi lenguaje corporal le indico que estaba mas que contenta con su presencia (o simplemente no le importo esperar la respuesta) y se sentó.

Sin darme tiempo, el sol se puso justo en frente de mi cara (como en el cine, cuando encima de llegar tarde y no haber pasado por la peluquería en mas de dos años ... el roñoso se sienta delante tuyo) no podía ver bien su cara, y yo (ayudada por el reflejo y mi manjar) hacia todo tipo de morisquetas y guiños chinescos (un espanto).


En verdad tenía mucha intriga de saber como era él, sonaba agradable, algo canchero ... cuando los destellos de luz cambiaban de posición (buscando pochoclos tal vez) veía que tenia mucho potencial, a decir verdad me parecía que esta mas bueno que el lomito, y eso es mucho que decir, pero no podía asegurar nada.

El almuerzo termino extendiéndose algo así como 2 horitas mas, nada ... se me paso el tiempo. Quedamos en que lo llamaba porque yo no traía conmigo el celular y mi numero no lo sabía (lo triste es que era la mas pura verdad).

Esto fue un Martes, el viernes de esa semana lo llame, obviamente me dijo que había pensado que ya no lo iba a llamar y me invito a salir. Yo le explique, como corresponde, que se me habían pasado los días porque había estado toda la semana de acá para allá tirando curriculums, tratando de conseguir laburo ...
Creo que ya se imaginan como siguió la historia ...

Tengo que decirles que fue la relación mas importante de mi vida. Fue el noviazgo que mas me marco. 4 viernes, 4 sábados y un domingo (medio para ser exactos) increíbles. 


Lola Sabin.

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