Distorsión y realidad.

Se sentó en la mesa del café Lola Sabin, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

No entiendo qué sucede, mis ojos se divierten distorsionando lo que ven. Quisiera poder ver con nitidez, pero todo está envuelto en nubarrones, entre haces de luz parecidos al arco iris. Solo que no se sienten alegres, caminan en la cornisa. Mi piel está intranquila y tengo frío, pero una manta no sería capaz de abrigarlo.
Hay demasiado blanco, por qué no puedo focalizar. Además siento la boca pastosa y no tengo fuerzas para hablar. Quiero levantarme, y no puedo, no ... ¡no puedo!
En aguas turbias naufraga mi cabeza, entre películas de misterio y terror, noticias que creía lejanas en la televisión. Todas, podían ser mi historia, la de hoy.

¿Qué estaba pasando? ¿Qué me habían hecho? ... Una lagrima rodó por mi ajeno rostro, escalofriante viajo hasta mi cuello y murió en las sabanas.
Si quiera conseguía escuchar, solo se oían susurros lejanos entre pasos suaves detrás de la puerta.

El sueño quería enredarme, pero ¿quién me defendería si yo me entregaba? Ya una vez dormí y desperté en este horripilante sueño... tenía que resistir. Pero no resisto, no soy fuerte. Nunca lo fui.

El manto que me cubría, invisible a los ojos que no ven, se desplomo perdiendo la elegancia y los vestigios de mujer que permanecían en mi piel.
Sumergida en la agonía, cayó el manto y me desnude.

Había tenido una semana muy difícil, que decir semana, un año. El trabajo estaba cada vez peor, cada vez éramos menos, y obviamente con más responsabilidades. Ir a laburar era una odisea, sobre todo las dos primeras horas. Si las pasabas sin visitar la oficina del jefe, significaba que por un día más, aun tenías empleo. Convengamos que esta no es manera de vivir, para nadie.
Llegaba a mi casa, besaba a mi marido, quien, así como yo, también tenía días complicados, pero no conseguía escucharlo porque el mío había sido mucho peor. Cuando al fin terminaba de hablar y era mi turno, sentía que él no me podía entender. Me sentía sola, triste y cansada. Compartir con el se había convertido en una carga. Mirarlo a su hermosa cara me recordaba todas las frustraciones de las que no podía hacerme cargo, no en ese momento. Últimamente solo veía su tristeza y la mía reflejada en sus ojos.

El martes, como todos los martes, fuimos a cenar con mis amigas. Subí al auto, ansiosa, esperando a verlas para poder aliviar un poco el peso que cargaba. Ellas siempre hacen que me sienta mejor. Cuando llegué al restaurant que felicidad, las abrace, nos besamos, gritamos, y sonreímos, como todos los martes.
Mientras tomábamos el café, entendí que era el momento de hablar, cuando Cintia, la más grande de todas, no pudiendo aguantar más, grito ¡chicas! ... ¡¡¡estoy embarazada!!!.
Que emoción, ella había esperado tanto ese momento. Al fin un bebe en nuestra gran familia.

Y así, como todos los martes, en este no hubo momento para mis problemas.

Llegue a casa nuevamente, tan ofuscada y tan feliz que entré corriendo para contarle a Mauri la noticia. Él me abrazo, tan fuerte, que logró estrujarme el corazón, pero no para compartir la felicidad, sino para consolarla.
Nosotros hacía mucho tiempo queríamos un bebe, y por alguna razón no se daba. Tal vez no lograría ser una buena madre.

Esa noche dormimos juntos, abrazados. Después de mucho tiempo nos sentimos y fue importante, sé que para los dos. Por esa noche volvimos a ser una pareja, y no me sentí vacía. Pero a la mañana siguiente, la noche había terminado, y con la luz del día recordé esa angustia a la que había olvidado. No la sentía hasta que nuevamente la vi.
Ya no podía soportar, era demasiado. Esa noche, cuando llegue a casa, como todos los días de mi vida, agarre una copa de cristal de nuestro regalo de bodas la llene con el mejor vino, Mauri no estaba porque los miércoles es noche de póker, y sin pensar, camine a la alacena y tome el frasco de píldoras. No soy fuerte, nunca lo fui.

Ahora recuerdo y entiendo lo que pasa. Lo que no entiendo es por qué si no soy fuerte, por qué sigo aquí.

Lola Sabin.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:31

    Y bueno, te queria comentat que tu cuento debe ser un hombre que se fuma un porro :) ajajaj
    Besos

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  2. jaja no sos el primero que me lo dice, tal vez haya algo entre lineas cuack jaja en todo caso es una mujer!!
    Gracias por pasar, leerlo y aportar tu cuota de humor!! ;)

    Una aclaración, el cometa no tiene nada que ver con volar, tal vez ...

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