Solamente me quedo para mirar unas cuantas veces la misma escena, pero algo en mi quiere irse, estar lejos de este lugar. Sin embargo, me quedo inmóvil contemplando, solamente viendo. Pareciera ser como si mis ojos fueran los únicos capaces de gozar con este espectáculo, pero no, me equivoco. Mis oídos, también, se deleitan con la suave música que comienza a sonar, ritmos lentos y muy agradables, tan placenteros que me convencen de permanecer allí.
Los deseos de abandonar el lugar desaparecen por completo el mismo instante en el que entra en la sala una dama de refinado aspecto y mucho brillo. Una misteriosa y atractiva mujer a la que captan al vuelo mis sentidos. Su camino se acerca a mí, y cuando la tengo cerca, agacho la vista. Pero sigue allí, su intenso perfume, de toques dulces y encantadores, queda registrado en mi memoria.
Busco un nuevo lugar para prepararme mejor para el momento en que me toque participar, pero el temor, lógico, de una experiencia poco exitosa aparece. A pesar de todo, y con mucha convicción, arremeto contra esa “mariposa”. Con un saludo, un tanto amable y otro poco tímido hago mi entrada. Su respuesta, para mi sorpresa y alegría, es casi similar, lejos de ser a lo que no quiero. Su mirada es más cautivante cuando son un par de metros los que nos separan. Escucharla hablar, y contarme sus historias me genera un placer inexplicable. El miedo al fracaso abandona la sala por la misma puerta por la que ella hizo su ingreso.
El tiempo sigue su marcha, los minutos vuelan y aquel enorme sitio pareciera ser la excusa perfecta para nuestro encuentro, la mejor razón para seguir creyendo. Somos ella y yo, nadie más entre nosotros.
Una noche que comenzó dudosa y con pocas expectativas se convierte en el tiempo y espacios justos para los sueños. Una noche de casualidades, y un “Negro” que nos acerca. Una excelente coartada para este encuentro sin igual.
Los deseos de abandonar el lugar desaparecen por completo el mismo instante en el que entra en la sala una dama de refinado aspecto y mucho brillo. Una misteriosa y atractiva mujer a la que captan al vuelo mis sentidos. Su camino se acerca a mí, y cuando la tengo cerca, agacho la vista. Pero sigue allí, su intenso perfume, de toques dulces y encantadores, queda registrado en mi memoria.
Busco un nuevo lugar para prepararme mejor para el momento en que me toque participar, pero el temor, lógico, de una experiencia poco exitosa aparece. A pesar de todo, y con mucha convicción, arremeto contra esa “mariposa”. Con un saludo, un tanto amable y otro poco tímido hago mi entrada. Su respuesta, para mi sorpresa y alegría, es casi similar, lejos de ser a lo que no quiero. Su mirada es más cautivante cuando son un par de metros los que nos separan. Escucharla hablar, y contarme sus historias me genera un placer inexplicable. El miedo al fracaso abandona la sala por la misma puerta por la que ella hizo su ingreso.
El tiempo sigue su marcha, los minutos vuelan y aquel enorme sitio pareciera ser la excusa perfecta para nuestro encuentro, la mejor razón para seguir creyendo. Somos ella y yo, nadie más entre nosotros.
Una noche que comenzó dudosa y con pocas expectativas se convierte en el tiempo y espacios justos para los sueños. Una noche de casualidades, y un “Negro” que nos acerca. Una excelente coartada para este encuentro sin igual.
Paxcu.
¡Precioso! podrías mejorar la escritura, darle mayor vuelo (pasta se nota tenés)
ResponderEliminarEste tipo de historias siempre son atrapantes, despiertan los sueños de cualquier mujer, u hombre ¿por qué no? ¡quién no quiere encontrar al amor de su vida y vivir felices para siempre!
Gracias por compartir, muy ñindo.
el Negro es una propuesta indecente????!!!! wooow q encuentro casual jejjej
ResponderEliminarhecho el descargo debo decir felicitaciones muy buenooo!!!!