¿Quién escribe hoy para mi sed?

Se sentó en la mesa del café Teco Brandt, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:

A la literatura más pura y a los versos más bellos, arruinados por la ignorancia que me desvanece y me levanta culpando a funcionarios de oficina. La gran oficina de los intérpretes que arruinan mi lectura, la de mi ignorancia, que es tan redundante.

Porque nunca interpretaremos lo mismo si no forjamos mentes desde las claves en que ha sido concebido el código mismo. Tal vez asomemos la nariz, pero no será lo mismo.
Me repliego y pienso: Un solo viaje, uno solo… Original, propio del alma, puede salvarnos de la mutilación. Si, nuestra sencilla y humilde interpretación, olvidando de lo que nos han despojado las bestias, nuestra ignorancia y nuestro destino.
Seguir adelante es seguir creando, creciendo desde adentro, creyendo que se puede protagonizar parte de esta historia que lleva miles de años agotando cuadernos y enterrando valiosos pedazos de memoria.

Teco Brandt.

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