Música de fondo.

Se sentó en la mesa del café Pay, sintió el aroma, tomó un sorbo y luego dijo:


Solo recuerdo pocas cosas de esa noche, un par de cigarrillos de esos que uno quiere para relajar, varios tragos de más, y la forma tenue que sonaba Joaquín con su aguarrentoza voz…


“Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren”


Lo primero que hizo fue mirarse al espejo, al verse desnuda pensó en mis ojos y se largo a reír, y así como llegó se marchó, riendo y soñando en un quizás, desgarrando mis labios con sus besos, tratando de ocultar ese par de lagrimas que salaban su rostro, nunca entendí porque no se jugó por mi en vez de dejarme siempre con la compañía de su ausencia.-


Al poco tiempo la encontré, tan pálida y feliz como siempre, de un paso de acercó y me abofeteo diciendo “aun espero tu lo siento” y me dio un beso mortal con sus labios sabor a almendras, es imposible olvidar, no creo que pueda hacerlo jamás.-


Hablamos un momento de la nada y la invité a tomar algo, siempre le gustó el café y mi compañía, supuse que no me rechazaría y así fue, nos sentamos en el lugar de costumbre que ya no tenia nuestro recuerdo, y con miradas cómplices empezamos a recordar aquel sitio, en un momento se levantó la falda y me señaló un golpe en la pierna, aun seguía con sus misteriosos golpes que no tenían un porque, enfatizó varias veces en que nunca me perdonaría, que después de esa noche todo fue distinto y todo se terminó, que lamentaba que fuera un desvío de su vida, y que por suerte ya casi me olvidó.-


Le comenté que la extrañaba que a pesar de todo siempre le pedí perdón, que un error siempre sucede y que nada se compara con la pasión, que el tiempo nunca cura las heridas y que su adiós fue lo peor, que por mas que no quisiéramos, de una forma u otra iba a pasar, que sigo sin creer en el destino y que por mas que las cicatrices se cuenten por miles, a ella la tengo entre las más bonitas de todas, que me cansé de inventarla a mi lado e imaginarla en mis brazos para siempre.-


No hubo manera de decirnos que no, y el reloj intentó a seguir su rumbo y ya no deseaba los segundos que nos separarían para siempre, tomo su mano y no pienso dejarla ir, pero como siempre ella es quien manda, se levantó me dio un último beso y me dejó ahí sentado viéndola alejarse de mi, con sus manos, que alguna vez fueron mis manos, me saluda y puedo notar unas lagrimas en su cara pero siempre sonriendo, ella nunca deja de reír, y quedo ahí sentado escuchando a Sabina de fondo cantar



“De sobra sabes que eres la primera,
Que no miento si juro que daría
Por ti la vida entera,
Por ti la vida entera”

Pay.

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